(Artículo publicado en el Odiel Información 20.12.2009).(Ignacio Fernandez Torres y Beatriz Quirós)
"La sustentabilidad
se ha transformado en una frase hecha.
Todo el mundo habla de la arquitectura
sostenible y a la mayoría no le
importa dónde está el sol y menos
de dónde viene el viento“
Glenn Murcutt, Premio
Pritzker en 2002
“El urbanismo
sostenible no se aleja de la definición de desarrollo sostenible. Es aquel
urbanismo que satisface las necesidades de las generaciones presentes sin
comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer las suyas”
Tras la vorágine urbanizadora de los últimos años, la posterior crisis y
la conciencia de que el modelo actual de desarrollo basado en el crecimiento
“infinito” produce una huella ecológica en constante aceleración, se hace
patente que nuestro modelo y concepto de ciudad moderna está en crisis. El
planeamiento de la última década ha sido sobredimensionado, depredador e (IN)sostenible.
A partir de este programa de completa desregulación, surge un (DES)programa
urbanístico gobernado por el mercado que ha generado serias transformaciones
urbanísticas y territoriales en las Áreas Metropolitanas, buen ejemplo de esto
es el Plan Especial de Pescadería o el nuevo Plan Parcial del Ensanche Sur de
nuestra ciudad.
El ámbito del Ensanche Sur, situado entre el centro de Huelva y la zona industrial de la Punta del
Sebo, ocupa las Marismas del Titán las cuales se han ido desecando y ganando con
el paso de los años. Según memoria de ordenación, uno de los Objetivos del proyecto es abrir a la ciudad hacia el Sur y hacia la Ría, dotándole de una nueva fachada ya que la ciudad de Huelva tradicionalmente
había crecido dándole la espalda.
Este nuevo borde urbano proyectado con una
falta de estructuración y vertebración total con el resto del sistema ,es vendido
desde el Ayuntamiento de Huelva como un signo de modernidad y paradójicamente,
de apertura de la ciudad al frente natural.
El plan asigna a este sector funciones de centralidad urbana con un papel
clave en la remodelación de la ciudad, “Mi Huelva tiene una
Ría” dice el pasodoble, pero viendo el
citado Plan Parcial mejor cantar “pena penita pena”; porque ya nos encontramos,
de nuevo, con una nueva frontera con crecimiento desordenado y con forma de
mancha de aceite.
Se trata de un modelo de ordenación territorial y urbanística que carece de
lo que en principio requería un ámbito tan especial. Parecía lícito pensar en
una intervención con un carácter más innovador, flexible e imaginativo, de
fácil gestión y ejecución, que poseyera un alto grado de consenso y que
integrara las tecnologías y los nuevos modelos orientados a un desarrollo
sostenible.
Encontramos sin embargo, unos bordes donde se ubican los usos
sobrantes, residuales, ambiguos y sin definir tales como el recinto Colombino o
el Parque Sur, en definitiva este nuevo borde corre el riesgo de llegar a ser la
zona más degradada de la ciudad por un fenómeno de Entropía Urbanística.
La realización de entornos urbanos más sostenibles está siendo encauzada
entre otras ciudades desde la reformulación del proceso de diseño urbano
en vez de usar modelos desarrollados a través de patrones que se copian y se
pegan, de una manera abstracta que no conecta con la vitalidad real de la
ciudad. Los resultados son repeticiones monótonas y arbitrarias que lejos
de enfatizar las particularidades de los lugares tratados los homogeniza. No
parece lógico hablar de apertura a la Ría colocando unas enormes manzanas que
hacen de barrera visual y física y que para colmo se remata con un centro
comercial de unos 10.000 m2 con su correspondiente bolsa de aparcamientos
residual.
Por otra parte las CONSECUENCIAS SOCIALES Y AMBIENTALES de la solución
propuesta no son contempladas en profundidad. El desarrollo urbano sostenible pretende
establecer un equilibrio entre los objetivos económicos, sociales y
ambientales, para lo cual hay que tener en cuenta factores tales como: la
localización, la movilidad sostenible, ( transporte público, bicicleta,
recorridos a pie), la regeneración de espacios degradados, el aprovechamiento
de edificios existentes, la utilización de energías renovables y materiales no
contaminantes, la mezcla de usos y proximidad de hogares y puestos de trabajo,
la liberización de espacio público, accesibilidad, peatonalización, eficiencia
energética…un largo etcétera que se entremezcla y contribuye a la creación de
un territorio mas sotenible. Condiciones elementales, pero que en ultimo término
sólo tienen sentido desde una condición primera de la arquitectura: la escala.
Las intervenciones de Pescadería o Ensanche Sur nos hablan de una ciudad
de grandes manzanas donde es más importante la construcción que el ciudadano,
un modelo de ciudad agotado y especulativo que se relaciona con el medio de
manera casi nula. Manzanas que podrían estar en Pescadería lo mismo que podrían
estar en el Ensanche Sur, y viceversa, o a lo peor en cualquier periferia de
cualquier ciudad. Una propuesta para con nuestra ciudad a la que poco le
importa si la luz entra por aquí o por allá, si hace viento, o si por ahí hay
mas ciudad. Probablemente una oportunidad perdida para que nuestra ciudad, al fin,
pueda mirar.
Ignacio Fernández Torres y Beatriz Quirós