jueves, 19 de enero de 2012

LA GRAN MENTIRA DE LA ARQUITECTURA SOSTENIBLE


¿Puede existir desarrollo sostenible utilizando los mismos modelos de producción y consumo surgidos de la Revolución Industrial? 
¿Es posible salvar el entorno a golpe de retroexcavadoras movidas por biocombustibles?

César Reyes

Sostenibilidad.
1. f. Cualidad de sostenible.

 Sostenible.
1. adj. Dicho de un proceso: Que puede mantenerse por sí mismo, como lo hace, p. ej., un desarrollo económico sin ayuda exterior ni merma de los recursos existentes.
 
Podríamos decir que en la última década, hablar de medio-ambiente es lo mismo que hablar de sostenibilidad, esa palabra ambigua y que se relaciona con múltiples disciplinas. Desde el ámbito de la arquitectura y el urbanismo hemos caído dentro de una espiral de culto por la tecnocracia y se piensa que el uso e investigación de las más altas tecnologías pueden acercarnos a lo que pretende llamarse “arquitectura sostenible”

 Eco-friendly Villa Savoya, Poissy – Le Corbusier, 1929.
© STAR strategies + architecture.

El gran ejemplo del siglo XXI son las nuevas ciudades sostenibles, tales como el proyecto de Masdar City, la gran ciudad ecológica diseñada y ubicada en Abu Dhabi. Alimentada por completo con energía solar, se planta un sistema de transporte público que se desplazará en vagones sobre carriles magnéticos y las calles peatonales estarán cubiertas con paneles fotovoltáicos, diseñados para generar sombra así como abastecer de energía a la ciudad. Masdar no es el único proyecto de este tipo en marcha, pues iniciativas de modelos de ecociudades existen por todo el mundo, tales como la ciudad Dongtan, en China, que compite con Masdar en términos de tamaño y que aparentemente ha sido un proyecto fallido.

El sociólogo y filósofo Slavoj Žižek se cuestiona acerca de estos temas en su texto Censorship Today [Violence, or Ecology as a New Opium for the Masses]. En este texto, Žižek narra la “naturalización del capitalismo” y hace énfasis en la forma en que la ecología se ha transformado en el nuevo campo de desarrollo capitalista. En la actualidad “ser ecológico” vende… y se vende bien.

Pese a todos los esfuerzos por acercarse al diseño urbano “ecológicamente más acertado”, parece que los arquitectos y urbanistas hemos aprendido poco en los últimos 50 años. Existen conceptos importantes como el metabolismo urbano que son ignorados totalmente en estos nuevos proyectos. Ya desde 1961, Jane Jacobs criticaba el diseño de ciudades [en este caso, modernistas] al considerarlas contrapuestas a la naturaleza viva de sus habitantes, quienes se relacionan en comunidades caracterizadas por capas complejas y en caos aparente y no según criterios de ordenacion basados en el uso estático del suelo.
Si entendemos metabolismo urbano como el intercambio de materia, energía e información que se establece entre el asentamiento urbano y su entorno natural o contexto geográfico, no cabe más que preguntarse ¿cómo es posible que este tipo de ciudades, aisladas del resto del mundo, construidas por una fuerza laboral importada y formada por inmigrantes de diversas procedencias, sean sostenibles?

El impacto de estas ciudades sobre la biósfera es enorme, ya que las relaciones entre materiales y procesos sociales son casi nulas.

Ahora sabemos que no es posible diseñar bajo parámetros sostenibles sin tomar en cuenta lo que Óscar Carpintero define como “flujos ocultos”, ya que el problema ecológico aparece al comprobar que la presión que las economías realizan sobre el medio ambiente se debe, en gran medida a la dimensión alcanzada por estos flujos ocultos no valorados. Gran parte de este problema surge al constatar que un alto porcentaje de los flujos ocultos es importado de otros territorios.

El problema aparece cuando se comprueba que la sostenibilidad de un país a veces se logra a costa de importar la sostenibilidad del resto de los territorios.

Environmentally Friendly Nuclear Power Plant, Dukovany.
© STAR strategies + architecture.


Existen dos claras posturas cuando hablamos de este tema, la primera es la que sostiene que para hacer arquitectura sostenible debemos hacer uso de las nuevas tecnologías en toda su amplitud, llamando al concepto de biomímesis, es decir, imitar a la naturaleza. La otra aboga por el decrecimiento y rescatar de la arquitectura tradicional aquellos parámetros que son necesarios para poder construir con el menor impacto ambiental posible, respetando el clima, los materiales y los habitantes del lugar. El término decrecimiento nace de pensadores críticos con el desarrollo y con la sociedad de consumo, como el economista Nicholas Georgescu Roegen, que apuesta por la bioeconomía al intentar situar a la economía como un subsistema de la biósfera. Ya en los años 70 hizo propuestas que en aquel tiempo resultaban muy premonitorias: dejar de fabricar armamento, relocalizar las actividades y que la producción se sitúe cerca del consumidor y otras más que son plenamente aplicables en los tiempos actuales.

 ¿De qué forma podemos concebir mejores ciudades? O en realidad, ¿Es necesario concebir nuevas ciudades? No sería más sensato detener por un momento las ansias de crecimiento y evaluar todo ese enorme campo urbano que existe ya y buscar nuevas vías para adecuar las ciudades existentes a los nuevos requerimientos sociales, culturales y espaciales de este siglo.


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